sábado, 20 de agosto de 2011

HOMENAJE AL TREN - TRILOGÍA EN RECUERDO DE MACHADO


I

EN LA VIDA, EL TREN

Gusano que cimbrea,
Que vaga en variado paisaje
Y el pasaje admirado sueña,
Son tres siglos que pasan
Traqueteo tras traqueteo
En un camino férreo
Que surca valles, montañas,
Praderas y camina
A la par de mares
Y de ríos.

Fue, es y será progreso,
Se alimentaba de carbón
Y hoy aún se nutre
De las entrañas de la Tierra,
Del misterio de la corriente eléctrica.
Él mismo es misterio
Que acoge la nostalgia de los poetas,
Oriente Express perdido
En la bruma de los tiempos.

Y voy con D. Antonio
En un vagón de tercera,
La ceniza del cigarrillo
Cae en el ligero equipaje,
Y mientras la locomotora
Sigue su monótono vaivén,
Los dos bebiendo el paisaje,
Consumiendo el tiempo,
Soñando caminos,
Caminos de hierro.
Es el tren, ¿a dónde nos llevará?

El tren, ¿a dónde llegará?
El viento lleva sus pitidos,
Ya no ruge la locomotora,
Es un ave rápida y silenciosa.
Es el tren,
El placer de viajar
Y aún voy soñando caminos
Que el tren recorrerá.
Y los sueños de los niños,
Es el tren que por la vía
Viene y va.
Ya no pica la carbonilla
En los ojos del niño
Que fue y no lo es ya.


Llegó la comodidad,
Los vagones de tercera,
¿Dónde están?
Suena el silbato,
Me tengo que apear,
La banderola roja…
Nostalgia de tiempos
Que se han ido
Y ya no volverán.
Guardo aquel billete
De cartón color castaño,
En el centro agujereado…
El viaje acaba de finalizar
El gusano se desliza
Por el camino de hierro,
Silencioso camina
Hacia la modernidad,
El tiempo no se detiene
Y el tren canta su canción
Al que con él va.
Me despierto en la estación
Y D. Antonio ya no está,
Seguro que viaja
En el tren de la eternidad.

II

VOY EN TREN, PASA EL TREN


Veo pasar el paisaje y a los hombres,
El tiempo condensado en una ventanilla.
Voy tranquilo, sosegado; pagué en la taquilla
Mi viaje y escucho con calma los nombres

De las estaciones y ya no te asombres
De la velocidad, que hoy es maravilla.
La locomotora afanosa corre y brilla;
Ya no será carbón lo que ahora escombres.

Serpentea el tren por el camino de hierro,
Viajar en él es poesía, se trata de un placer.
Voy descuidado, pensativo, el libro cierro;

Ya que en mi vagón puedo incluso leer
Y disfrutar con pausa del tiempo en el cerro,
Cabalga rápido el convoy sin desfallecer.



III


Estoy leyendo
Cómodo, calentito
En mi vagón,
Fuera, muy temprano,
El frío de Castilla.
Me adentro en la historia
Del libro más querido
Y recordado.
Fuera, la Mancha, fuera;
El convoy no se detiene…

- Non fuyades dragones, entrad
En batalla, cobardes.

- Señor, no son dragones, sino
Una enorme carreta de metal.

- Estás ofuscado, hechizado
Por el malvado Merlín
¡Ah, malandrines!
Los dragones corren
Por un luengo camino…

Entreabro mis ojos
Y observo por la ventanilla
Las murallas
De Ávila a lo lejos,
El convoy no se detiene,
Sigue impertérrito
Su monótono camino.
Vuelvo mi mirada
A las gloriosas páginas amadas,
Pronto estaré en la Villa y Corte,
El tren cabalga.
Mi pensamiento va y viene,
Amodorrado en mi confortable
Plaza de un tren de lejanías…

Él escribe que te escribe
En su mísero aposento,
Apura la tenue luz de la vela,
En su mano la pluma
Suelta frenética un torrente
De hermosas e inmortales palabras.

Mecido por el suave
Traqueteo, sueño; vivo…



- Estos dragones son muy rápidos,
Ni doscientos caballos, como tú,
Ni a la vez, les darían alcance.

- Señor, cosa de brujas ha ser
Esta carreta vista no vista.

Por fin el tren
Se detiene,
El libro en mis manos,
Estación del Norte,
Camino descansado
Después de un largo viaje
Estoy en la Villa y Corte,
Plaza de España,
Contemplo con una sonrisa
A los personajes
De mi sueño
Mientras cabalgaba
En los dragones
Que RENFE
Había encantado.

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